Primeramente para poder comprender con gran profundidad los
efectos del internet en la sociedad tenemos que recordar que la tecnología es
cultura material. Cultura material que viene acompañándonos con gran cercanía desde
hace muchos años, por lo que se produce en el transcurso de un proceso social, en
un entorno institucional particular y en base a las ideas, los valores, los
intereses y el conocimiento de sus creadores originales y sus seguidores. Como
podemos ver, en este proceso tenemos que contar con los usuarios de la ya
mencionada tecnología, suelen apropiarse de ella y ajustarla, en lugar de
limitarse a aceptarla tal como está. De la misma forma, la modifican y producen
mediante un proceso infinito de interacción entre producción tecnológica y uso
social. Por ello, para evaluar la importancia del internet en la sociedad
actual, hay que considerar las características específicas que tiene el
internet como tecnología. Ya que, sabremos situarla en el contexto de una
transformación de gran magnitud en la estructura social y relacionarla con las
características culturales de dicha estructura social. Porque como todos
sabemos, vivimos en una nueva estructura social, en la que la sociedad de las
redes globales, se caracteriza por la aparición de una nueva cultura, la
cultura de la autonomía.
Seguidamente, el Internet es una «tecnología de la
libertad», acuñado por Ithiel de Sola Pool en 1973, el cual, aunque procedía de
un entorno liberal, tuvo el apoyo del pentágono financieramente hablando, pese
a no tener ningún tipo de aplicación o uso militar en el proceso de sus
investigaciones (Castells, 2001). Es importante agregar que la expansión del internet
comienza a partir de mediados de la década de 1990 y fue el resultado de la
combinación de tres factores principales:
·
El descubrimiento de la tecnología de la red de
redes, conocido como World Wide Web por Tim Berners-Lee y su disponibilidad a
distribuir el código fuente para que este fuera corregido por las aportaciones
en código abierto de una comunidad global de usuarios, en consonancia con la
condición abierta de los protocolos de internet TCP/IP.
· El cambio institucional en lo que respecta a la
gestión de internet, que la sitúa bajo el poco estricto control de la comunidad
global de usuarios, la privatiza y permite usos tanto comerciales como
cooperativos.
· Por último están los cambios significativos en
la estructura, la cultura y la conducta social: la comunicación en red como
forma predominante de organización, la marcada tendencia al individualismo en
el comportamiento social y la cultura de la autonomía imperante en la sociedad
red.
En relación a lo que se viene diciendo anteriormente,
nuestro mundo actual es una sociedad red, es decir, una sociedad que se rige en
torno a redes personales y corporativas operadas por redes digitales que se
comunican a través de internet. Y como las redes además de ser globales y no
conocen límites, indica que la sociedad red es una sociedad de redes globales.
Esta estructura social propia de este momento histórico es el resultado de la
interacción entre las tecnología emergente basado en la revolución digital y
determinados cambios socioculturales de gran calado. Una primera dimensión de
estos cambios es la aparición de lo que acuna como «sociedad egocéntrica», o
simplemente, proceso de individualización, el declive de la comunidad entendida
en términos de espacio, trabajo, familia y adscripción en general. No se trata
del fin de la comunidad, ni tampoco de la interacción localizada en un lugar,
sino de una reinterpretación de las relaciones, incluidos los sólidos lazos
culturales y personales que podrían considerarse una forma de vida comunitaria,
sobre la base de intereses, valores y proyectos individuales.
Por ende, este proceso no se refiere únicamente a una
evolución cultural, sino el resultado de las nuevas formas de organización de
la actividad económica, la política y la vida social. Dirigiéndose en la
transformación del espacio, de la actividad laboral y económica y de la cultura
y las comunicaciones en la crisis del modelo familiar patriarcal, con una
creciente autonomía de sus diferentes miembros; en la sustitución de la
política de medios de comunicación por política partidista de masas; y en la
globalización en forma de redes selectivas de lugares y procesos en todo el
planeta.
Cabe destacar que la individualización no significa
aislamiento ni, por supuesto, el fin de la comunidad. La sociabilidad se
reconstruye de forma de individualismo y comunidad en red a través de la
búsqueda de personas afines, en un proceso que combina interacción virtual
(online) con interacción real (offline), ciberespacio con espacio físico y local.
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